martes, 10 de febrero de 2009

Y después el silencio

A la abuela Pepi



Toco el timbre y el chirrido resuena a mi lado ... Como siempre me pregunto por qué en casa de la abuela la campanilla está más cerca de la calle que del interior de la casa ... Mientras tanto ella sale de la cocina limpiándose las manos con el repasador y a los gritos pregunta quién es ... - Soy yo abuela - le respondo en un grito ... Abre la puerta y me mira sonriente – Ah, Rubencito mío eras vos ... pensé que ya no venías ... Andá al comedor que ya pongo la olla en el fuego ... prendé la televisión -
¿Te lavaste las manos? – sí abuela, recién – le miento distraídamente - ¿estaba papá en casa? - No, salió a cobrarle a un cliente – le digo con la boca llena de migas de pan - ¿y vos como estás abuela? - ¿Yo? ... yo estoy bien ... ando fenómeno ... comí un platito de sopa mientras te esperaba ... hoy a la mañana fui a la peluquería ... ay Rubencito ¡no comás más pan! que después no comés el pollo – ...

A la abuela le gusta conversar y me cuenta muchas cosas ... pero algunas veces me habla solo de su mamá ... De su mamá muerta cuando ella era joven ... de su mamá que no sabía ni leer ni escribir ... y por eso ella cuando niña le leía las cartas que llegaban de los parientes que habían quedado en Nápoles ... ¿Vos sabías Rubencito que yo leo en italiano? ... Bah! te voy a decir la verdad ... lo que yo entiendo es un dialecto del italiano ... el dialecto que hablaba mi mamá con sus paisanos ... Ahora tendría que ver si entiendo tanto como antes ... pasaron tantos años ... Yo tengo muchos primos allá ¿sabías? ... y ojo que son primos hermanos ... algunos ni siquiera los conozco ... deben estar grandes ya ... quién te dice tengan hijos y nietos como yo ... Mi mamá siempre me hablaba de la familia de allá ... vos no te imaginás lo que me quería mi mamá ... lo que me aconsejaba ... las cosas que me enseñaba de Italia ... no tuvo suerte ella Rubencito ... no tuvo suerte ...
¿Sabías que mi mamá a los doce años me mando a lo de una señora para que yo aprendiese a bordar? ... Mirá Rubencito ... te voy a mostrar la carpeta ... ahora vas a ver la mano que tenía tu abuela para el bordado ... ¡y tenía nada más que doce años eh! ... si todavía ni siquiera hablaba con tu abuelo ... espera acá que ahora te traigo la carpeta para que la veas la prolijidad y la nota que me puso la profesora al final del año ...

¿Sabés cuantos años estuve hablando con tu abuelo yo? ... casi diez años ... ¡diez años! ... parece mentira ... Al principio yo no quería saber nada ... tu abuelo vivía a dos cuadras de acá ... ahí en Tapalqué y Miralla ... esto te estoy hablando del año cuarenta y pico... cuando todas estas calles eran todavía de tierra ... Él pasaba siempre por la puerta de esta casa ... con otro malandrín que vivía acá en el barrio ... uno que era loco como él ... Pasaban los dos en un carro tirado como por tres, cuatro, cinco caballos ... Ahh ¡qué plato! ... siempre fue exagerado tu abuelo ... ¿a vos te parece? ¡cuatro caballos para llevar a ellos dos en un carro todo “escallato” ... por favor ... Algunas vecinas ya me habían dicho que él tenía interés en mí ... Y yo les decía ¡con ese loco de los caballos! nooo ni borracha ... Ellos pasaban todos los días a la nochecita para guardar los caballos en un corralón que había acá a la vuelta ... Yo los veía porque a esa hora siempre estaba sentada en el umbral de esta casa ... esperando que mi mamá me llame para la cena ... Pobrecita mi mamá ... me decía que me case ... yo era tan linda ... pero ojo ... que tu abuelo le sacaba suspiros a más de una también ... ¡Si nosotros dos fuimos la pareja más linda del barrio! ... y ojo que no lo digo yo Rubencito ... lo decía todo el mundo... ¿Sabés el vestido de novia que tenía puesto yo? ... ahí en la pieza tengo la foto ... andá y mirala ... fijate el largo de la cola ... fijate el traje que tenía puesto tu abuelo.

San Caitelo de Roma viniste – le digo a la abuela con voz fuerte y burlona - ... ella me cura el maldeojo y bosteza ... bosteza más y caen lágrimas de sus ojos ... sin embargo ríe y se ríe con fuerza mientras me dice: - guacho de mierda ... no hay que decir el rezo del maldeojo en voz alta ... porque sino no te cura ... ¿vos como aprendiste que empieza así? - ... Yo – entre risas – yo te lo escuché a vos abuela ... me curaste el maldeojo tantas veces que te leí los labios para ver que decías en voz tan bajita ... La abuela dice – ¡me cazzo! - se ríe y bosteza - estás ojeado Rubencito ... mirá como me pusiste ... no paro de bostezar ... ¿no tendrás alguna pretendienta por ahí que te mira mucho? ... Pucha que estabas ojeado ... ¿ahora te sentís mejor? ... vas a ver que en rato se te pasa el malestar en la cabeza ... No sabés tu papá ... se lo curo todos los días ... Pero ese es más loco ... yo no sé si se siente mal o me lo pide para que le acaricie la cabeza ... Viene y se sienta ... me pide que le saque y al rato sale como un loco y se va ... Ay yo no sé este chico ...

Yo te arreglo el pantalón Rubencito ... te pongo un poco de tela de jean por atrás y ni se nota el agujero ... te va a quedar como nuevo ... ¡eso sí! ... no me pidas que te arregle los bolsillos ... yo soy una inútil para eso ... no tengo paciencia ... hay que desarmar toda la cintura y después volver a armar el pantalón ... A mí después me quedan los bolsillos todos arrugados y me quiero morir ... mejor te los coso por fuera ... no vaya a ser que pierdas algún billete o algún pañuelo y te acuerdes de mí ... ¡después vas a andar diciendo que la boluda de tu abuela te dejó los bolsillos rotos! ... Para la semana que viene lo tenés arreglado ... ¿vos lo necesitabas para esta semana? ... Ay Rubencito ... mirá toda la ropa que me trajeron ... la gorda de “La Puñalada” está cada día peor ... Mirá esta pollera Rubencito ... entran tres como yo ... y eso que ya se la arreglé dos veces ... Hace una semana que la estoy esperando para que se la pruebe ... pero esta chica no viene ... yo no sé ... trabaja mucho y llega tarde a la casa ... Viste que el marido no vive más con ella ... Ahh sí ... no sabés que lío la otra noche ... desde la cama yo escuchaba los gritos en la calle ... iba a salir a ver pero me dio miedo ... además me daba vergüenza que me viese ella ... pero desde esa noche al marido no lo vi más ... seguro habrá ido a buscar otra boluda que lo mantenga ...

Escucha una cosa Rubencito ... ayer a la mañana fui a la mercería a comprar unos cierres de pantalón y cuando pasé por el kiosquito de la esquina le puse cincuenta centavos al 72 ... Yo juego solo cincuenta centavos ¿viste? más plata no puedo mamita ... ¡Qué le voy a hacer con esta mishadura! ... Ahora decime ... ¿querés creer que salió a la noche? ... me agarré una chinche cuando prendí la radio ... ¡qué pajarona soy! ... Es que no tuve tiempo mamita ... no tuve tiempo ... estuve todo el día con el vestido de una señora de acá del pasaje ... Se lo estoy ensanchando ... pero me está dando un trabajo bárbaro ... ¡Miralo como me está quedando! ¡una pinturita eh! ¡mirá que mano tiene tu abuela! ... y este se ve que le salió caro en su momento porque esta hecho con buena tela ... ¡Mirá tocalo vos! ¿te das cuenta? ... con cuidado que está lleno de alfileres Rubencito ... no te me vas a pinchar los dedos ... ¿Sabés? ... anteayer agarré el 52 a la nacional ... Lo venía siguiendo desde hacía tres semanas ... es el año que nació tu papá ... La otra noche soñé que estaba embarazada de él y cuando me desperté lo primero que pensé fue en jugar el año a la quiniela ... y ese día no salió en ninguna pero yo lo seguí jugando ... Es que a los números hay que seguirlos mamita ... si los seguís todos los días los terminás agarrando ... es sabido ... Eso pasó con el 36 la vez pasada ... Resulta que el nieto de la Luisa cumplía 37 ... y ni bien me enteré le jugué al año que nació ... lo que cumplió y lo que dejó ... Casi una semana entera jugándolo a la tarde y a la noche y al final lo agarré ... Estaba calentando la sopa en la cocina y empecé a los gritos cuando lo escuché en la radio ... La Tía Fini vino asustada desde el fondo pensando que me había pasado algo y cuando me vio loca de contenta me mandó a la reputa madre que me parió ... Ella me puteaba y yo me reía como loca y no le podía hablar de la risa ... ¡Ay qué plato que fue esa noche! ...

La abuela enfermó nunca supe bien de que ... sus últimos días los pasó yendo y viniendo de casa de mi tía al hospital ... hasta que quedó internada ... y dormía como una pajarita y se olvidaba de todo ...
Era una tarde de verano ... y la abuela dormitaba ... mi prima y yo le conversábamos y ella contestaba como desde un sueño profundo ... En general eran frases incoherentes o entrecortadas ... sin embargo se reía de algunos chistes que le hacíamos ... La enfermera trajo la sonda para orinar ... y a partir de ahí todo se hizo confuso ... los gritos de la abuela enojada de tener que soportar la sonda ... advirtiéndonos que se orinaba encima ... que no podía contener el pis ... la enfermera pidiéndome ayuda para sujetarla a la cama ... mis manos sujetándole los brazos para que la abuela pueda ser atada de pies y manos a los barrotes de la cama ... llorando e insultándonos a todos pidiendo que la dejáramos en paz ... implorando a los gritos ayuda a su mamá ... ¡ay mamá por favor ayudame! ... y después el silencio ... apenas un suspiro como un hilito de aire escapando de sus labios ... la mirada penetrante y mirándome fijo ... los ojos de la abuela casi vidriosos ... los ojos de la abuela como nunca nadie me miró en la vida ... mezcla de amor, odio, sobre todo miedo y muerte ... y después el silencio ... mi aliento contenido de estupor ... de no saber que hacer ni que decirle ... Y el doctor entrando de repente en la habitación ... sacándome afuera a los gritos ... y los tubos de oxígeno casi atropellándome en la puerta de la habitación ... y los ruidos y los aullidos de miedo de la abuela nuevamente llamando a su madre ... y después el silencio ... y el lo siento mucho en boca de un imbécil con delantal blanco y nombre de doctor ... y los falsos buenos modales de la enfermera arrastrando los tubos nuevamente al pasillo ... y las ganas de reventarle la cara a trompadas a esa mal nacida que trajo la sonda ...

Y después el llanto ... las cenizas y otra vez el silencio ... esa muerte de perro asustado persiguiéndome en cada esquina ... y recordándome esos ojos en los que el terror ya había echo lo suyo ... ese absurdo de morirse lejos de su casa ... de su barrio ... y sin saber que te estaban haciendo ... para que te voy a contar ... si yo no sé que me decían esos ojos ...

Estoy sentado en el comedor y la abuela trae una olla humeante y la deja sobre la mesa ... el sabor del pollo a la cacerola no se hace esperar ... lo huelo y me relamo ... La abuela sirve en el plato ... y después se sienta a mi lado y me mira largamente a los ojos sin decir palabra ... tiene un vestido floreado y de muchos colores ... Yo sin saber por qué me mira de esa manera ... me acerco y le doy un beso ... Ahí nomás puedo sentir también su olor ... que es el olor de la abuela pero también un aroma a jazmines y a la primavera toda ... Ella sonríe mientras la beso... tiene la mejilla tibia y parece llena de vida ... sus ojos son como el verde del mar ... y su cara está toda luz como la tarde ...
La rueda comienza a girar ... y solo se oye el sonido del pedal y la correa mientras la abuela cose ...
- Pero abuela ... vos estás muerta - ... le digo imprevistamente y con la poca consideración que a veces nos deparan los sueños ... Y ella sonriendo asiente con la cabeza ... se da vuelta hacia mí ... y me dice que sí ... y sigue sonriendo mientras se acomoda en la máquina ... y me dice te quiero mucho Rubencito mío ... pero dale mamita comé ... comé el pollo que se va a enfriar ...

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