jueves, 3 de diciembre de 2009

Rarito

I

Nunca deja de sorprenderme … como lo que es distinto … lo que escapa de esos curiosos y prejuiciosos dictámenes que a lo largo de los años nos han inculcado como “lo normal” o “lo socialmente correcto y esperable” … produce fascinación y fantasía en las mentes de las personas más diversas …
Muy pocos se atreven a confesar … o mejor … a confesarse … que detrás de la burla o el rechazo frontal a aquel que es distinto … lo que realmente se rechaza es una miseria propia e inaceptable.

Nos reímos a carcajadas de los que son o tratan de ser distintos … o simplemente les proclamamos un exagerado y falso respeto … porque así creemos ponernos a salvo … A salvo de las fantasías y miserias más ocultas e inconfesables que habitan dentro de nosotros mismos … y que se personifican una y otra vez en aquellos que sin vergüenza se proclaman “distintos”.


II

Resulta que viajé a Ushuaia y tuve que dar siete cursos en dos días ... Cuando llegó el último curso estaba harto de escucharme ... harto del curso ... de los alumnos ... quería terminar de una vez mi trabajo.
En medio de mi última clase una mujer rosarina que se afincó en Ushuaia hace unos años ... mofándose una y otra vez desde el último banco del aula no perdía oportunidad para hacer chistes ... Yo suelo dejar que hagan chistes en clase ... siempre que no se vuelva un vicio constante ... sencillamente porque distrae a todos los demás.
Le festejé el primero ... el segundo ... el tercero ... después le pedí que por favor hiciera silencio ... A lo que esta mujer - de ojillos vivaces y mirada sobradora - me dijo ante las repentinas carcajadas de todo el curso ... ¿Le han dicho que usted es medio rarito? ... Con rostro cansado y entre risas pregunté por qué.
Bueno - confesó muy seria - un poco por ese arito que usted lleva en su oreja ... humm no sé ... Yo sé que en Buenos Aires quizás es algo común ... pero aquí es más bien de "raritos" ... Además – continuó - su manera de explicar ... sus gestos ... sus modales … me hacen pensar que usted es medio rarito.
En ese punto las risas eran más bien risotadas insoportables de animales en celo ... Temí más que nada perder el control de la clase ... Temí que el curso se me fuese de las manos y no llegar a finalizar mi clase según el horario pautado ... Sentí el cansancio de dos maratónicos días de exposición caer como un pesado diapasón concluyente.
Con la mirada perdida en el techo del aula … me hice el que reflexionaba y les dije de un tirón y levantando un poco la voz ... que me parecía mentira que en el siglo XXI se siguiesen remarcando ridículamente las elecciones sexuales de los demás.
Ahora las risas amainaban y se convertían quién sabe en qué cosa ... Treinta personas me miraban entre curiosas y divertidas como esperando algo más ... quizás alguna frase picante que de pie nuevamente a la risa ... o un chiste que reavivase el tema.
En silencio comencé a mirar a cada uno … me puse muy serio ... y al parecer esto les hizo impresión ... porque ahora yo veía caras de duda ... de tímidas disculpas por tantas risotadas ... Entonces les dije a todos pero mirando solo a la rosarina: - Yo no soy rarito ... no les voy a permitir que me llamen rarito ... porque yo no soy ningún rarito ... me siento igual a los demás ... a todos ustedes … ¿Está claro? ... ¡Yo soy gay! -.
Toda la clase se hundió bajo un silencio sepulcral ... La rosarina pasó de la sonrisa a unos ojos congelados e inquisidores ... Dos gorditas que estaban sentadas en el primer banco y habían reído como hienas histéricas ... bajaron sus ojos hasta las baldosas grises del aula ... Ahora nadie se reía ... nadie hablaba ... nadie gesticulaba ... Advertí la mirada asustada de mi compañera de trabajo que parecía implorar: ¡Oh no Ruben ... faltan solo dos horas para finalizar el trabajo ... no pelees con la gente por favor!!!
Inmediatamente decidí seguir con la clase que había mutado y estaba mansita como una cabra ... Y ni bien comencé nuevamente a hablar ... un muchacho confesó tener un primo gay que era muy buena gente ... Una señora con cara de vaca aseguró que en Ushuaia había muchos homosexuales que eran muy trabajadores y honestos ... La rosarina no decía nada pero me miraba desde el fondo con la sonrisa dibujada en los labios como si le costase creer ... La miré un segundo profundamente a los ojos y le sonreí ... Al rato nomás me permití hacerle algunos chistes ... todos rieron distendidos … incluso ella.
Llegó el final ... nos aplaudieron a ambos docentes ... Yo abracé a mi compañera con la satisfacción de haber terminado todas las capacitaciones.
Miriam - ese es el nombre de mi compañera - me dijo al oído divertida:

- Boludo ... ahora todos se van pensando que sos puto -
- ¿Y qué tiene Miri? - le respondí sonriente.
- Ay no seas boludo Ruben ¿Por qué dijiste que soy gay? -
- Porque se me descontrolaba la clase Miri ... ¡Vos lo viste che! -.
- Tendrías que ser actor -
- Prefiero ser puto -
- Ya lo creo ... pero no te preocupes ... no lo divulgaré -
- Más te vale -


Ruben

3 comentarios:

  1. (jajaja)
    Yo siempre supe que éramos raritos, qué desgracia...

    Abrazo, primo.
    M

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  3. El nuevo lugar.


    Aquel joven llevaba una vida ordenada. Los días de semana se levantaba bien temprano y se dirigía hacia la imprenta que le había dejado su padre antes de jubilarse. Los Sábados a la noche tampoco le gustaba salir demasiado. Prefería quedarse en su casa escuchando música, leyendo o mirando televisión. Además necesitaba estar bien para el Domingo, ya que iba a rezar bien temprano para después dirigirse a la casa de sus padres donde se quedaba a almorzar. Cuando volvía dormía una breve siesta. Luego adelantaba algunas tareas de su trabajo con el objetivo de ganar tiempo y no estar tan cargado el Lunes.
    No tenía demasiados amigos. Su manera de comportarse hacía que los demás se terminaran aburriendo a su lado. Sin embargo esto no lo preocupaba. Veía a los otros como unos tontos que solo buscaban placer y diversión, que no sabían nada de la vida. En cambio él sentía que era superior. Su objetivo era casarse con una mujer que fuera de su mismo carácter. Sin comportamientos extraños ni de otra religión diferente a la suya. Así tendrían hijos y con el tiempo estos les darían nietos. Pero por sobre todo seguir trabajando, cuanto mas mejor. Para poder ganar mayor cantidad de dinero y hacer planes futuros.
    Un día mientras caminaba vió que mas adelante se hallaba una escalera. Se quedó asombrado. Jamás la había observado. Probó en tomarla.
    Desembocó en un amplio salón subterraneo. En el cual había personas obesas riéndose a carcajadas mientras disfrutaban de un asado, mujeres besándose entre ellas, con uno o varios hombres a la vez, abuelos bebiendo y jugando a las cartas. Mientras que de fondo no dejaba de oirse el ruido de los tambores que decenas de muchachos semidesnudos golpeaban mientras bailaban alrededor de una fogata.
    Al rato se le acercaron varios. Quienes le dijeron que abrieron ese nuevo lugar para tener mas comodidad. Porque arriba muchas veces son demasiado perfectos y el que no se comporta igual que la mayoría es discriminado o mal visto. En cambio ahí abajo no se margina a nadie. Se acepta a todos por igual sean como sean o hagan la vida que hagan.
    También le comentaron que la vida es una sola y no tiene marcha atrás. De modo que hay que aprovecharla al máximo, disfrutar cada momento. Divertirse y hacer lo que a uno le guste sin dar tantas vueltas.
    Cuando salió de nuevo a la superficie se quedó pensando en todo aquello. Llegó a la conclusión de que esos individuos no estaban tan equivocados, que en parte tenían razón. Sin embargo siguió con sun rutina de siempre.
    Una vez que llegó a viejo, solo y enfermo de parkinson, se arrepintió de haberse tomado la vida tan en serio. De no divertirse un poco mas.

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